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sábado, 22 de diciembre de 2012

conde julián Goytisolo


Blanca Elvia Mora

 

Reivindicación del Conde

don Julián en la evolución

estilística de Juan Goytisolo

 

Reivindicación del Conde don Julián1 es un paso más en la evolución

estilística de Juan Goytisolo. Todos los elementos "nuevos" que empezaron

a gestarse en Señas de Identidad2 se emplean aquí pero bajo una

nueva dimensión, es decir, alejándose mucho más de todo lo que tenga que

ver con las formas tradicionales. Es por eso que para analizar esta obra, en

vista de la innovación que su caótico estilo significa, he tenido que recu*

rrir a un apoyo específico que es el concepto tradicional que la gramátu\i

tiene en lo referente a construcción, sintaxis, puntuación, convencionalismo

ortográfico, etc., para poder señalar en qué medida se violan estas

convenciones, cuáles son las alteraciones a lo establecido, y por qué se

habla de una nueva evolución en el estilo del autor.

Si Señas de identidad es una novela de renovación, Reivindicación del

Conde don Julián lo es aún más. Señas de identidad es una obra clave que

marca el punto exacto en el que el arte de su autor, Juan Goytisolo, se

transforma para dar paso a una serie de recursos y de elementos que nos

muestran la presencia de un nuevo estilo, de una nueva forma expresiva,

de un "nuevo lenguaje", en conclusión; pero, al mismo tiempo, mantiene

Juan Goytisolo: Reivindicación del Conde don Julián. México, Joaquín Mortiz,

1970.

Juan Goytisolo: Señas de identidad. México, Joaquín Mortiz, 1969.

Blanca Elvia Mora Sánchez (México) egresó de la Facultad de Humanidades (Universidad

Veracruzana) con una tesis de maestría sobre la Evolución estilística de Juan

Goytisolo (1973), de la cual se publica aquí el Cap. IV, "Estudio general sobre Reivindicación

del Conde don Julián'. Posteriormente fue becada por El Colegio de México

para completar estudios de doctorado, pero falleció en un accidente, en 1974. Esta

publicación es al mismo tiempo que una muestra de su talento, un homenaje.

132 Blanca Elvia Mora

aún ciertos aspectos que la vinculan estrechamente con la producción

anterior a ella y que reafirman su condición de obra puente entre una y

otra etapas de creación.

Efectivamente, Señas de Identidad, pese a ser una obra "nueva", con

todas las características que este calificativo implica, presenta elementos

expresivos "tradicionales" en algunos pasajes: diálogo, personajes bien

definidos, puntuación, sintaxis ordenada. Pero en el caso del Conde don

Julián, nos encontramos frente a un fenómeno totalmente distinto y

absolutamente renovador; denso y caótico por su misma renovación.

En Don Julián hay que tomar en cuenta dos aspectos básicos, sin que

esto signifique que vaya a establecerse una separación de fondo y forma

que no tiene razón de ser; pero debe analizarse con detenimiento: primero,

la intención del autor al escribir la obra y segundo, la forma en que

lleva a cabo dicha intención.

Reivindicación del Conde don Julián es, al decir de Carlos Fuentes, "La

más monumental puesta en duda de España, su historia y su cultura, que

se haya escrito."3

El famoso tópico sobre el objetivo del autor en las obras de su nueva

etapa, de pretender una "destrucción de la España Sagrada", ya manifiesta

desde Señas de Identidad, aparece tan terriblemente presente en Don Julián

que más que destrucción parece ser desaparición. El autor intenta

borrar todo lo que ha sido el pasado de España, en todos los niveles pero

sobre todo en el cultural y en el literario, para partir de una tabula rasa y

sobre ella reestructurar un nuevo mundo, una nueva nación, un nuevo

pueblo español, más auténtico, más sincero y más al tanto de su realidad;

pero, al mismo tiempo, mostrar a España tal como es, con todas sus

contradicciones.

El mayor lastre que ha arrastrado España durante años es el de su

grandioso pasado. Lastre y no motor para intentar nuevas grandezas, porque

pareciera que ese ayer obnubilara la mente de los españoles impidiéndoles

percatarse de la realidad actual, embriagados por las glorias de antaño.

Goytisolo reacciona violento ante la pasividad de los suyos intentando

destruir el pasado, demostrando que su grandeza no es tal, minando los

cimientos de los grandes monumentos para que se derrumben a la vista de

sus compatriotas y se den cuenta de que no son tan inexpugnables, de que

su existencia y trascendencia es efímera y de que al final nada de ellos

quedará.

Para esto, se lanza a una lucha feroz contra el fantasma del "tradicional

pasado", asumiendo la personalidad del traidor Ulyán, Ulbán, Urbano o

Julián y, como él, abre las puertas a los moros para que penetren, violen,

ultrajen y destruyan los inviolables recintos del sagrario español.

Un personaje desconocido, español expatriado en Tánger, contempla

desde ese lugar la costa de España, planeando mentalmente una invasión

que acabe con ella y con el pasado que la sostiene.

Carlos Fuentes: La nueva nwela hispanoamericana. México, Joaquín Mortiz,

1969, p. 83.

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 133

De hecho, el argumento de la obra es el planeamiento y la ejecución

mental de una invasión a la Península, a manos de un español expatriado y

de un ejército de moros que él conducirá hasta las puertas de entrada tras

haberlas abierto previamente.

El autor toma como base una antigua leyenda preservada en los romances

fronterizos de la época medieval: éstos hablan de la traición que don

Julián (nombre por fin aceptado de entre todos los supuestos) hizo a los

reyes visigodos al abrir las puertas de la Península al ejército de los moros

africanos, con tal de vengar la afrenta que el rey Rodrigo le asentó, al

violar a su hija Cava. Reconstruyendo este pasaje de la historia de España,

el autor intenta construir una nueva historia que actualiza lo acaecido hace

doce siglos y que destruye lo que desde entonces se empezó a gestar.

En Don Julián, como en Señas de Identidad, hay un solo personaje

encargado, no de realizar las acciones que forman la obra, sino de pensarlas.

En Señas de Identidad es Alvaro quien reconstruye mentalmente el

pasado y con él el de España, hasta lograr estructurar una historia que

permite valorar lo que ha sido, criticarla o intentar mejorarla. En Don

Julián es el español expatriado, desconocido primero pero que se intuye el

mismo Alvaro de la obra anterior después, quien desde su habitación en

Tánger y durante el recorrido que realiza por las calles de esta ciudad,

imagina la supuesta invasión y violación de España.

El mecanismo mental del personaje de Don Julián funciona de la misma

manera que el del Alvaro de Señas de Identidad. Ambos van tejiendo sirs

recuerdos uno, y sus planes futuros otro, a medida que ciertos agentes

externos se van presentando para provocar en uno, evocaciones, y en otro,

ideas a realizar. Mientras que para el Alvaro de Señas de Identidad actúan

un álbum de fotografías familiares, unos recortes de periódicos o un film

nunca terminado, para el personaje de Reivindicación del Conde don

Julián funcionan un anciano pordiosero, un banco de sanare, una película

de James Bond, la muerte de una turista "gringa" o la visita a un urinario,

incidentes o sucesos con que topa durante su recorrido por las calles de

Tánger.

El tiempo objetivo en el que transcurren las dos obras es casi igualmente

corto. En Señas de Identidad dura aproximadamente tres días; en Don

Julián exactamente un día, señalado con claridad por el autor al presentar

al principio y al final de la obra el cuadro que ofrece la habitación del

personaje, de mañana primero, cuando se despierta, levanta la cortina de

su ventana contempla la costa de España y se dispone a salir, y de noche,

después, cuando el personaje, tras un recorrido por Tánger, regresa, cierra

su persiana, y de espaldas a la ventana, para no ver España, se dispone a

dormir.

El tiempo subjetivo, en cambio, es muy extenso en las dos obras. En

Señas de Identidad abarca toda la vida del personaje, desde el momento atl

que nace hasta el punto de la evocación. En Don Julián el lapso es mayor,

prácticamente toda la historia de España desde la dominación musulmana.

He dicho que el personaje de Reivindicación del Conde don Julián es un

desconocido que se intuye Alvaro, porque así lo presenta deliberadamente

134 Blanca Elvia Mora

el autor. Quiere y no quiere que sea el mismo porque sus actitudes son

supuestamente distintas; pero al final tiene que convencerse de que sus

intenciones son las mismas, sólo que con distinta gradación, tal como

ocurre con las obras en general. En tanto que la primera es una crítica que

recorre paso a paso los distintos niveles de la sociedad y de la vida de su

personaje, al mismo tiempo que la de España, en la segunda la crítica es

desde el principio integral, no va paso a paso sino que engloba todo:

régimen político, estructuras sociales, religión, monumentos históricos,

costumbres, tradiciones, la virginidad, la literatura, la lengua. Es por eso

que más que crítica es destrucción, por la forma tan violenta en que se

hace y por los recursos que se ponen en juego para lograrla. De la misma

manera, el personaje, siendo aparentemente el mismo, se torna mas agresivo

por atender a las características que la nueva obra ofrece. Es por eso

que en un momento dado el propio autor da a su nuevo personaje las

mismas "señas de identidad" que acompañaron a Alvaro, pero al mismo

tiempo hace que éste las niegue para que su identidad siga sin descubrirse

totalmente, para que siga siendo ambigua.

"perdona...

creo que nos conocemos

lo vi una vez en París andaba usted acompañado su

señora supongo

' no

una mujer morena en el barrio latino o en Saint-Germain

se confunde usted. . .

preparaba usted un documental

le repito que se confunde

no es usted reportero?

perdóneme

. . .reportero, sí: y sin arte alguno: durante años y años: de compatriotas condenados

a vender su fuerza de trabajo, como mísera, despreciada mercancía. . . " (p.p.

57-58)

En Señas de Identidad Alvaro trató durante mucho tiempo de hacer un

documental exponiendo la injusticia que se cometía con sus compatriotas

emigrados, en Francia. Después de esto, nunca se vuelve a mencionar nada

del personaje, pero lo dado basta para identificarlo con el Alvaro de Señas

de Identidad. Sólo que ésta no es más que una de las múltiples facetas que

ofrece, ya que su personalidad se desdoblará en muchas otras a medida

que la obra lo requiera.

Con estos elementos, dos concretamente: leyenda y personaje, el autor

realiza su intención de destruir el pasado de su pueblo, no por el pasado

mismo sino por todos los valores arcaicos que él encierra y por el retroceso

tan grande que significa al ser obstáculo para el logro de un progreso real y

de una toma de conciencia auténtica sobre los problemas de la realidad

actual.

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 135

El otro aspecto, y el más importante de analizar, es el de la manera

como realiza su intención; concretamente, el correspondiente al lenguaje

que emplea para elaborarla y transmitirla.

En fin, el autor q\.:ere destruir la "España Sagrada" para crear otra

España llana, sin calificativos rimbombantes que la aten y, para lograrlo,

dispone de una sola arma, de un solo instrumento, que es el lenguaje. Pero

ocurre que para poder destruir realmente a España, al pueblo español, es

necesario destruir también el propio lenguaje, puesto que es el "espíritu

que encierra las esencias sagradas" y si la España es "Sagrada", el lenguaje

es mítico y casi sagrado también; por lo tanto, se lo destruye al mismo

tiempo que se lo recrea para que sirva de instrumento estructurador de

aquello que se está destruyendo.

Pero ¿cuál es este "nuevo lenguaje" que Goytisolo crea? El análisis

detallado de los elementos que en sí lo forman quizá sea la respuesta

adecuada.

Reivindicación del Conde don Julián está dividida en cuatro capítulos

regidos todos por un epígrafe respectivo que alude a lo que en ellos se

dirá.

El primer capítulo (que es el más extenso de la obra) comprende la serie

de acciones que el personaje realiza desde que sale de su casa, en la

mañana, hasta que, al anochecer, entra a un prostíbulo y fuma la "pipa de

Tariq".

En esta primera parte del libro, las situaciones se presentan con claridad;

casi podría afirmarse que la única "innovación" en el estilo (lenguaje)

del autor es la peculiar puntuación que usa. Goytisolo no emplea el punto

y seguido, el punto y aparte ni el punto y coma; pero sí maneja la coma y

los dos puntos. Con ellos establece una separación arbitraria entre los

elementos de la oración que pierden su categoría específica al formar

parte de un gran texto que mezcla multitud de ideas y de acciones sin

ninguna separación precisa que las determine.

Esta misma sucesión vertiginosa de ideas y de conceptos produce una

densidad en el texto, acrecentada a medida que la obra avanza, puesto que

se viola la costumbre "tradicional" de delimitar claramente las distintas

ideas o conceptos vertidos mediante una puntuación creada para tales

fines.

Pero hay un elemento más de "innovación" y es el correspondiente al

manejo de los verbos. Goytisolo evita el empleo frecuente de verbos en

forma personal, recurriendo a los gerundios y, sobre todo, a los participios

y a los adjetivos para sustituirlos. Con ello, la expresión se hace estática, al

restar acción a los cuadros presentados.

"abierta la ventana, la melodía irrumpe: una nota sostenida a veces, quizás un

breve arpegio: tañido por la flauta pastoril de algún émulo de Pan, compañero de

Baco y persecutor de ninfas: escueta, ligera, sutil: suasoria: grávida de sugerencias,

invitaciones, promesas: abandono de hogar, huida al monte, vida andariega y

rústica: todos los pesares y nostalgias condensados en un simple acorde que el

afilador ensaya y repite día tras día: . . ." (p. 16)

136 Blanca Elvia Mora

Irrumpe y ensaya son los dos verbos en forma personal que indican

acción efectiva. En los otros casos, los participios y los adjetivos la sustituyen.

A estos dos recursos expresivos se suma uno mas que consiste en expresar

una idea simple acompañada por una serie de elementos accesorios que

la enriquecen al mismo tiempo que la desvanecen, disuelta entre ellos.

Los datos accesorios pueden ser recordados, imaginados o supuestos en

el momento de efectuarse la acción básica o de comunicarse la idea central.

"hombre joven tal vez, recién catapultado de la cabala, buscándose la vida como

puede en las calles inciertas de la ciudad,. .. con su bicicleta, correa, suavizador,

esmeril: la boca emboscada en una barba de varios días, el pantalón remendado,

los faldones de la camisa por fuera: quien sabe si algún chiquillo le sigue cabizbajo,

absorto . .." (p.p. 16-17)

O bien:

"con aguda y enigmática sencillez: sedativa diana que inaugura el nuevo día,...

apostado en el chaflán como de costumbre, fuera de tu campo de observación:

probablemente a pocos metros de la tapia que rodea el agreste, descuidado solar

de enfrente: terreno en venta, razón Agencia Hércules, Sanlúcar 52, Tánger: en el

que, como otros días, los niños vagabundos del barrio parecen haberse dado

cita: . . ./ etc., etc./ un muchachito europeo tocado con un sombrero tejano y

con dos revólveres plateados al cinto . . . " (p. 17)

La idea central se resume en "apostado en el chaflán un muchachito

europeo"; todos los demás son elementos accesorios que se añaden a ella.

Con estos tres recursos expresivos básicos, el autor crea su lenguaje

propio, denso, y desde luego totalmente alejado del tradicional. Y a medida

que avanza la obra éstos se multiplican hasta hacerse innumerables y

hasta lograr que la expresión se torne caótica e incomprensible atendiendo

a la variedad de hechos y situaciones que se van presentando.

Las acciones básicas que realiza el personaje en el primer capítulo destacan

apenas del cúmulo de ideas que enriquecen el texto.

El personaje despierta, desde su cama examina los detalles de su habitación:

"un mapa del Imperio Jerifiano escala I/I 000 000, impreso en

Hallwag, Berna, Suiza: un grabado en colores con diferentes especies de

hojas: envainadora (trigo); entera (alforfón), dentado (ortiga), digitada

(castaño de Indias), verticilada (rubia): en el respaldo de la silla: la chaqueta

de pana, un pantalón de tergal, una camisa de cuadros, un suéter de lana

arrugado: al pie: los zapatos, un calcetín hecho una bola, otro tendido

horizontalmente, un pañuelo sucio, unos calzoncillos: en la mesita: la

lámpara, un cenicero lleno de colillas, un cuaderno rojo con las cuatro

tablas dibujadas detrás, un librillo de papel de fumar de los que usa Tariq

para liar la hierba; ¿nada más? : ah, la araña del techo: cuatro brazos,

lágrimas de vidrio: justamente hay dos bombillas fundidas, habrá que

buscar otras en el bacal: intensidad 90 vatios: "(p.p. 14-15) Posteriormente,

se levanta, sube la persiana, abre la ventana y, a través de ella, observa

el bullicio de la calle, el ir y venir de hombres que, como el afilador antes

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 137

mencionado, transitan por ahí. Más tarde da algunas vueltas por la habitación,

recoge insectos muertos y los guarda en una bolsita antes de vestirse

y salir a deambular por las calles de Tánger.

Ya en la calle se topa con mendigos que se quejan, con "campesinas

con sombreros trenzados, soldados de permiso, mujeres veladas", con viejos

"de rostro riguroso y hermético" y con "una inconfundible españolita

que avanza elástica y ágil . . ." (p. 27), y cruzándolos y pasándolos llega,

primero a una estación de autobuses donde un cartel anuncia "James

Bond, OPERACIÓN TRUENO", después a un dispensario señalado por un

"DONNEZ VOTRE SANG, SAUVEZ UNE VIE", en donde se hace inyectar,

y finalmente a una pequeña biblioteca donde consulta las obras de los

grandes de la literatura española: desde Berceo hasta Lope y Lorca, para

colocar entre sus páginas los insectos recolectados en su casa y reventarlos

ahí, para borrar en parte los textos, para destruir, aunque sea de esta

manera, esa muestra de la "grandeza española" que lo abruma.

Al salir, vuelve a deambular por las calles, cruza frente a la misma

estación de autobuses y entra a un café solitario donde toma té y fuma

haschich. Tras permanecer allí durante una hora se dirige al Zoco Grande,

"reino absoluto del improbable: de las ventas inciertas y transacciones

dudosas . . ." (p. 43). Vaga mezclándose con los tangerinos que asisten al

populoso mercado y con los turistas "gringos" que llenos de júbilo infantil

toman fotografías y compran souvenirs.

En su constante ir y venir, el personaje recorre barrios y callejas hasta

llegar al Zoco Chico y detenerse en otro café. En él se topa con un español

que lo reconoce; huye de su presencia y penetra en un urinario sucio y sin

luz.

De nuevo en la calle, vuelve a su vagabundeo sin rumbo fijo: pasa frente

a la mansión de Bárbara Hutton y continúa hasta que le sale al paso un

pequeño guía rubio y educado que lo conduce a los mismos lugares que

antes visitó. En uno de esos lugares encuentra una vez más al grupo de

turistas y presencia el momento en que una de ellos, atendiendo al ruego

del encantador de serpientes, acepta colocar una serpiente en su cuello y,

sin que pueda evitarlo es mordida por el reptil y muere instantáneamente.

En una de las calles pierde al niño guía y, tras comprar "un bocadillo

mixto de menguez y pinchitos", se dirige al cine que exhibe"James Bond

Operación Trueno". Al salir se encuentra nuevamente con el español de

antes, ya identificado como Don Alvaro Peranzules, Abogado, quien lo

invita a formar parte de la tertulia de carpetos estratificados a la manera

de los reunidos en el café de madame Berger en Señas de Identidad, hasta

que por fin, huyendo nuevamente, se deshace de él y ya al anochecer se

dirige a un prostíbulo donde penetra medio inconsciente y donde fuma la

pipa de haschich de Tariq.

El segundo capítulo comprende todas las imágenes confusas que, por

los efectos de la droga, se mezclan en la mente del personaje. Todo lo que

ha vivido hasta ese momento se empieza a presentar una y otra vez en su

imaginación: la biblioteca, los mendigos, el dispensario, la turista muerta,

138 Blanca Eluia Mora

el urinario, Don Alvaro el carpeta, etc. Estas imágenes lo exaltan tanto

que su mente reacciona, como la de un loco y en el capítulo tercero

comienza a dar rienda suelta a sus obsesiones de extinguir España. Y así,

investido de la personalidad del traidor Julián, al frente de las huestes

árabes, se lanza a la conquista y destrucción de la Península

En e! cuarto capítulo se continúa con la exposición de las obsesiones y

sólo al final de él, a manera de antíclímax, el personaje despierta de su

sueño, sale del prostíbulo y lentamente se dirige hacia su casa, donde ve

las mismas cosas y donde duerme agobiado por el cansancio, pensando en

que "mañana será otro día, la invasión recomenzará."

Desde el primer instante, y precisamente a causa de la puntuación, se

aprecia una violación total de la sintaxis desde el momento en que no se

establece 2a separación de oraciones y sí, por el contrario, se aisla el verbo

de su sujeto o de los complementos.

Por lo mismo, se resta importancia al verbo (que ha sido siempre el

principal apoyo de la tradicional prosa castellana) al aislarlo de los demás

elementos y al disminuirlo en su función activa haciéndolo casi desaparecer

al adjetivarlo. Goytisolo declara "el verbo ha muerto", lo hace a un

lado y adjetiviza la acción para poder expresarla:

"con los ojos todavía cerrados, ia ubicuidad neblinosa del sueño, invisible por

tanto y, no obstante sutilmente insinuada: en escorzo, lejana, pero identificable en

los menores detalles, dibujados ante ti, lo admites, con escrupulosidad casi maníaca;

un día y otro día y otro aún: siempre igual: la nitidez de ios contornos

presentida, una simple maqueta de cartón, a escala reducida, de un paisaje familiar:

¿enardecido quizá por el sol? : ¡aborrascado tal vez por las nubes? : clima

aleatorio éste, sujeto a influencias mudables, opuestas: a la dictadura versátil de

los caprichosos imponderables: . . . " (p. II)

De esta manera, al hacer estática la acción y darle cierta densidad, como

he señalado anteriormente, se logra crear un elemento distinto y original

que contribuye a "innovar" el lenguaje.

Otra violación de la sintaxis la constituye esa misma fragmentación de

las oraciones ya que no sólo separa el verbo de sus sujetos o de sus

complementos sino que, mediante el recurso de los dos puntos, la divide

en partes independientes entre sí, desde el punto de vista sintáctico, pero

necesariamente dependientes unas de otras desde el punto de vista lógico y

del significado.

"(el loco): plantado en la entrada de Cristiance, entre la terraza del caféTingis y

Les Aliments Sherezade: con su bonete mugriento, sus zapatos rotos, su chaqueta

de espantapájaros: mirando fijamente al vacío: al tiempo de llamar tú al camarero

y pedirle un té verde: arrancando a caminar como si alguien le hubiera dado

cuerda . . ." (p. 53)

El significado de cada proposición se logra sólo mediante su relación con

las demás; es decir, gracias al contexto total que las contiene. Si bien hay

ocasiones en las que los dos puntos, al ocupar el lugar que correspondería

a un punto y coma o a un punto y seguido, lo único que hacen es

estructurar oraciones a la manera tradicional.

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 139

"Figurón te tiende una tarjeta rectangular con la inscripción DON ALVARO

PERANZULES ABOGADO y se empareja contigo, abriéndose paso por entre el

gentío con hispana prosopopeya: el volumen de sus rasgos es netamente superior al

normal y, al caminar, sus articulaciones crujen dificultosamente, como las piezas

mal ajustadas de una armadura: anochece y súbitas nubes entran a saco en el

desmantelado bastión del crepúsculo . . ." (p. 79)

Debido también a esta puntuación, tienen la misma categoría: "Castilla! "

que "semidiós, taumaturgo o profeta:" o "exhibir una gran máscara: que

el guardián bosteza como si fuera a tragar el mundo" pese a que lo primero

es solamente un sustantivo acompañado por un punto de exclamación

que cierra, lo segundo una serie de adjetivos sustantivados, lo tercero es

infinitivo que rige la proposición, y lo cuarto una oración completa con

sujeto, verbo y complemento.

La numeración caótica así conseguida permite, y eso es lo más importante

para el autor, intercalar textos de otros autores, sin especificar su

procedencia, en una magistral intertextualidad que analizaré posteriormente.

Goytisolo destruye el párrafo como unidad de la composición. El fluir

incesante de las ideas y las acciones lo elimina. Estas, a medida que avanza

el texto, se van presentando sin un orden determinado, según como surgen

en la desordenada mente del personaje. No hay principio ni fin aparentes.

Por lo tanto, en este estado de cosas, también las normas ortográficas

esenciales se violan. Así, el autor prescinde, por ejemplo, de las mayúsculas

al principio del texto, del sangrado en los mismos casos, de los guiones

para señalar el diálogo; hace que los signos de exclamación y de interrogación

sólo cierren, etc.

La separación de subcapítulos (por llamarlos de alguna manera) resulta,

la mayoría de las veces, tan arbitraria como la separación que matean los

dos puntos en la oración. Se establece la separación entre ellos, pero bien

podría eliminarse ya que las ideas se suelen continuar, pese a la división, en

el mismo tono que lo anterior. No obstante, hay ocasiones en las que estas

causas sí son necesarias, ya que marcan un cambio de ideas o de situación.

" . . . y te despides y sales a la calle . . . al sol, a la luz, al interior de la calle: con la

jubilosa impresión de haber nacido otra vez y de estar vivo: optimista de pronto:

como el que cree tener (engañándose siempre) toda la puñetera vida por delante,

pisando la dudosa luz del día, escaleras arriba, hacia el rellano del principal:

sombrío interior de un edificio un tanto deslucido,. . . " (p. 31)

Pasado el primer capítulo de exposición directa de los hechos y, a partir

del segundo, la obra se vuelve un fluir conciencial constante, reproductor

de las ideas que se mezclan en la mente del personaje debido al haschich

que fumó. La idea de la destrucción se hace obsesiva y los dos puntos

encadenan el fluir de la prosa hasta crear el delirio no sólo ideológico sino

también gramatical.

En realidad, el lenguaje así usado cumple con la intención que el propio

autor, en declaraciones hechas a la prensa, señala. Desea realizar la destrucción

de España y sólo tiene como armas a las palabras; por eso actúa

140 Blanca Elvia Mora

"ciñendo la palabra, quebrando la raíz, forzando la sintaxis, violentándolo

todo:"(p. 85)

El lenguaje tradicional considera como vicio la repetición obsesiva de

palabras o de situaciones y pone especial cuidado en no cometerlo. Goytisolo

no sólo usa la repetición sino que abusa prácticamente de ella con tal

de crear un mundo obsesivo. La repetición no consiste tan sólo en emplear

continuamente una misma palabra o modificarla siempre con el mismo

adjetivo. La repetición en Goytisolo consiste en reproducir los textos

íntegros, pasajes completos una y otra vez, con el deseo de que se fijen en

la mente del lector como una obsesión. La obsesión del expatriado es

destruir España, acabar con todo lo que ella representa. Y esta obsesión

espiritual tiene como único medio material de comunicación al lenguaje.

Es por eso que Goytisolo se lanza a la búsqueda de un lenguaje que ya no

sea el tradicional y limitativo, sino un "nuevo lenguaje" mucho más dúctil,

mucho más flexible, que le permita no sólo expresar sus pensamientos,

sino también, como en este caso, sus obsesiones. Por lo mismo, no dice,

como en general suele hacerse, "estoy obsesionado con la idea de destruir

España" o "acabar con España es para mí una obsesión"; sino que, sin

mencionar en ningún momento esta idea, llega a captarse, a sentirse, a

vivirse, al enfrentarnos constantemente con las mismas imágenes, con los

mismos sucesos, con los mismos personajes que aparecen en el primer

capítulo, una y otra vez, tal como se presentan en la mente de un enajenado.

De pronto, la presencia de un mendigo buñuelesco, "decorosamente

vestido para la circunstancia con un gabán un tanto desmerecido, irregularmente

abotonado, y con el cuello subido hasta la altura de las orejas: las

perneras del pantalón desvirtuadas por el dilatado uso y unas melancólicas

y extrañas botas de gimnasia: avanzando hacia ti con grave y atormentada

sonrisa" (p. 22), surge de entre la multitud de hombres y mujeres que

transitan por las calles de Tánger y se encara al personaje para hablarle de

sus males.

En un lenguaje todo rotura, el diálogo no aparece ni mínimamente

señalado. Se pierde disuelto entre todo ese cúmulo de palabras continuas:

"el médico me recetó unas midicinas formidables, una asperinas inglesas:

bueno, asperinas no: unas pastillas pa eso, pa el hígado: muy, piro que

muy buenas: pausa: piro muy caras: . . ." (p. 23)

No obstante, es fácil reconocer la voz del mendigo porque se reproduce

textualmente lo que dice: con sus errores de dicción y sus faltas. Y como

esa reproducción textual necesitaba señalar la pausa que el mendigo hizo

al hablar, lejos de marcarla con algún signo ortográfico, el autor no tiene

reparos en expresarla objetivamente con la palabra "pausa" encerrada

entre dos puntos ":pausa:"

Este mendigo y sus lamentos es una constante que se repetirá insistentemente

a lo largo de la obra. En el momento menos pensado, y como un

fantasma, su figura surge para repetir siempre las mismas palabras "piro

muy caras: diez dirhames que valen las condenadas:".

Un cartel colocado en la puerta de un banco de sangre "DONNEZ

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 141

VOTRE SANG, SAUVEZ UNE VIE" es otra constante repetida sin cesar

y, a la vez, motivo de una nueva obsesión. El personaje quiere donar su

sangre para que sea inyectada a otros y así contaminarlos de un mal

supuesto que él dice padecer; de rabia que paralizará el cerebro de quien la

padezca, de su rabia que se objetiviza en el mal y pasa de ser algo espiritual,

algo material que puede contagiarse. Así, cartel y extracción de

sangre por un médico mugriento se presentan en la mente del personaje

como destellos periódicos que se mezclan con otros pensamientos hasta

confundirse con ellos y formar una secuencia de imágenes que pasan por

su mente una tras otra como una cinta que se repite siempre después de

concluida. De esta manera el "donnez votre sang, sauvez une vie" es como

un eco que se oye una y otra vez hasta desesperar. Y precisamente esto es

lo que se propone el autor; repetir con tal intensidad una cosa hasta lograr

o que obsesione la mente de quien lo lee o que hastíe con su persistencia.

Sólo un "nuevo lenguaje" puede lograr conseguir tal efecto porque sólo un

"nuevo lenguaje" como el creado por Goytisolo permite la construcción

caótica que puede alojar repeticiones de tal naturaleza.

"James Bond, Operación Trueno, última semana: . . . " es otro motivo

de reiteraciones constantes. Durante el recorrido del personaje por las

calles de Tánger llega a un cine que exhibe "Operación Trueno", entra en

él y, al tiempo que ve la cinta, su mente evoca imágenes del carnaval de una

isla antillana, sin duda Cuba, reviviendo así el mito del paraíso inviolable

que desde Señas de Identidad se gestó. Cuba, lugar en donde los abuelos

de Alvaro hicieron su fortuna, sigue siendo punto de atracción. Cuba se

había convertido en un mito, y si ese paraíso fue destruido por un KUpo

de hombres que lograron una transformación de las creencias en el régi

men social de vida, ¿por qué su país no se transforma? Hay amargura en

esta queja y lo único que puede hacer es juntar la alegría y la euforia de

los cubanos en un carnaval. Alegría y euforia que su pueblo nunca alcanzará

por carecer de libertad. Hay una superposición de planos en esta situación;

es la película y es la evocación, pero las imágenes de una y otra se

van mezclando, se van superponiendo hasta integrarse en una sola y este

fenómeno puede captarse gracias al lenguaje que lo expresa.

" . . . entras, caminas a ciegas, te acomodas como puedes en la butaca en el áureo

esplendor de la noche antillana, dominio efímero de Su Majestad Carnaval y su

séquito: carrozas-cisne y carrozas-madreperla atestadas de mentidas ninfas y falsos

Tritones: desaforados negros que irradian blancura dentífrica sobre el espumoso

candor de sus guayaberas: comparsas de encapuchados con pitagíricas siglas en el

hábito y en el capirote: a medio camino de los severos caballeros cofrades del

Cristo de la Buena Muerte y de quienes (buena o mala) la dispensan (con perros,

soga, bidón de gasolina) a los nativas de Mississippi o Alabama: linchadores expertos

del cristianísimo Ku-Klux-Klan poseídos del demonio tropical de la música:

ondulando el cuerpo al agudo son de las flautas, desarticulando caderas y hombros

al ritmo efusivo de los bongos: (p. 75)

. . .mientras la mulata gira y evoluciona por la escena contagiada del epiléptico

frenesí de los tambores: los sostenes recatan apenas la volcánica erupción de los

142 Blanca Elvia Mora

pechos, la triangular isla de raso enuncia, irrefutable, la ubicación del tesoro...

balanceando el tronco de figura para arriba, oscilando ios muslos de cintura para

abajo: con lentos, tenaces, dialécticos movimientos de rotación: . . . (p. 77)

"carrozas-cisne y carrozas-madreperla atestadas de mentidas ninfas y de

falsos Tritones:. . ." Hay belleza y ritmo encerrados en esta unidad expresiva.

El autor logra un perfecto equilibrio al emplear dos sustantivos compuestos

primero, y dos sustantivos con dos adjetivos después; y con estas

imágenes modernistas inicia el largo pasaje que mezcla, como se ha visto,

cuadros de carnaval con su fastuosidad de oropel, burla y crítica directas a

Estados Unidos, los negros antillanos y la danza frenética de una mulata

con quien inicia la imagen sexual y prácticamente el mito del sexo que

habrá de transformarse en obsesión también.

Hay frustración al comparar las situaciones y hay obsesión por alcanzar

lo que no se tiene. Sólo que este deseo y esta obsesión se concentran en el

simple cartel: "James Bond, Operación Trueno, última semana", puesto

que con él se evoca todo el pasaje construido durante la contemplación de

la película. De ahí que aparezca tantas veces repetido.

Pero la reiteración conduce a algo más: el cartel no se repite sólo en

imágenes mentales sino que objetivamente es visto sucesivas veces por el

personaje durante su recorrido por la ciudad. Esto quiere decir que la

obsesión existe no sólo en la mente del expatriado sino hasta en el propio

ambiente que lo rodea; "la geometría delirante de la ciudad" (p. 70) ese

ver y ver las mismas imágenes, los mismos seres, los mismos lugares, contribuyen

a acentuarla más.

Hay todavía otros tres pasajes que se repiten sin cesar: la entrada del

personaje a un urinario, la muerte accidental de una turista norteamericana

mordida por una víbora, y la presencia de un rubio-niño-guía que

parece jugar con el personaje.

La entrada al urinario y la muerte de la turista no son sino dos incidentes

acaecidos durante su deambular por las calles de Tánger. Sin trascendencia

uno, lamentable el otro se han quedado grabados en su mente y se

repiten insistentes para aumentar el ambiente de obsesión. El rubio-niño-

guía es el pequeño personaje que asume a veces la personalidad del

Alvaro niño de Señas de Identidad:". . .alumno aplicado y devoto, idolatrado

e idólatra de su madre, querido y admirado de profesores y condiscípulos:

delgado y frágil: vastos ojos, piel blanca: el bozo no asombra aún ni

profana la mórbida calidad de sus mejillas: . . ." (p. 71)

De todas las características del niño, sólo la última unidad expresiva se

repite; de tal manera que cuando se alude a "el bozo [que] no asombra

aún, ni profana, la mórbida calidad de sus mejillas", sabemos que es la

imagen del niño la que aparece.

A estas constantes debe añadirse otra más, que si bien no es tan frecuente

como las anteriores, sí aparece repetidas veces en la obra. Es el pasaje en

el que el personaje entra en una biblioteca pública para colocar, entre las

páginas de los libros de los grandes autores españoles como Unamuno,

Cervantes, Santa Teresa, Juan Ramón, insectos previamente recolectados

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 143

para, una vez puestos ahí, reventarlos, borrando así las líneas de esos

famosos, destruyendo aunque sólo sea simbólicamente, su creación. La

colocación de los insectos en los libros es una obsesión constante en la

mente del personaje y su ejecución parece obra de un trastornado que se

empeña en cumplirla. Tal vez la enajenación del expatriado.

Por encima de estas obsesiones, y como unificándolas a todas, se yergue

otra gran obsesión; la de la violación de la virginidad, tan fuertemente

preservada por las mujeres españolas y tan salvajemente deseada por sus

hombres.

Los españoles han creado su personalidad a base de mitos: el mito del

caballero cristiano cuyo decálogo satiriza el autor de la obra, el mito del

destino español singular y privilegiado a manera de pueblo escogido entro

todos los del orbe, el mito del paisaje de Castilla y por encima de ellos, el

mito de la virginidad femenina. Todos estos mitos lo han anquilosado, lo

han limitado, lo han hecho esclavo de ellos a tal grado, que casi vive

exclusivamente para mantenerlos. De todos, el de la virginidad es quizá ti

más celosamente guardado, y ello, como consecuencia del tabú que existe

para todo lo que tenga que ver, de lejos o de cerca, con el sexo. Pero lo

peor de esto es que no sólo el pueblo mantiene tales absurdos sino que

algunos escritores también lo hacen.

En una entrevista que se hizo a Juan Goytisolo durante su estancia en

una universidad de Wisconsin U.S.A., decía: "El odio al sexo de la mayoría

de nuestros escritores desde Quevedo y Unamuno y Menéndez Pidal es,

realmente, patológico. La mayor tragedia de la Península, la invasión

musulmana, fue atribuida por nuestros cronistas y poetas a un delito

sexual: el amor ilícito del rey Don Rodrigo por la hija del Conde Don

Julián. Y docenas de poemas celebran la penitencia impuesta al rey ven. i

do, de ser devorado por una culebra, <Allí por domas pecado había. . > "

Tal vez por eso Goytisolo, en su afán de acabar con España cerrada,

secreta y tradicional, decide empezar su ataque general dirigiéndose en

primer término a la destrucción de uno de los grandes mil os españoles: la

virginidad. Y, tomando la misma leyenda que fue sancionada durante

mucho tiempo por hablar de la violación a la doncella hija del Conde Don

Julián a manos del Rey Rodrigo, realiza su objetivo.

Goytisolo mismo ha dicho en otra ocasión: "Cuando el hombre disponga

libremente de su cuerpo, estará en posibilidades de actuar con mayor

inteligencia". Cuando el hombre hispano se libere de ataduras viciosas

comprenderá la mejor realidad de las cosas. Cuando las mujeres españolas

dejen de estar sometidas a la preservación de su virginidad, cuando puedan

ser penetradas o no sin ambages y según sus deseos, se moverán dentro de

su sociedad con mayor libertad y seguridad. Cuando España sea penetrada

también sin temores, cuando no se encierre dentro de su pasado, dentro de

su tradición, cuando ya no viva más para preservarlos, como las mujeres su

virginidad, será más libre, más abierta e inteligente; estará en posibilidades

de transformarse y evolucionar.

Goytisolo ataca pues, con palabras, la virginidad de España y de sus

144 Blanca Elvia Mora

mujeres. Crea constantes imágenes sexuales y hace que el expatriado, ya

Julián, incite a los moros invadores a violarlas sin piedad.

" . . .las huestes de Tariq aguardan tu señal para abalanzarse a ella y forzar las

puertas del milenario templo tú le darás brevemente, con un seco movimiento de

brazo y asistirás, impasible, al beso eficaz de sus labios. ..

árabes de miembros rudos y piel áspera, manos bastas,

boca carnicera

disponed vuestro aguijón venenoso

vírgenes fecundadas por lentos siglos de pudor y recato esperan

impacientes vuestra cornada

sus muslos suaves, sus pechos mórbidos, reclaman a gritos la

embestida, el mordisco

saltad sobre la ocasión

violad el bastión y el alcázar, la ciudadela y el antro

el sagrario y la ruta

adentraos sin cuartel en el coto" (p. 138)

Y no es que Goytisolo quiera hacer desaparecer la moral de su pueblo,

sino que pretende hacerlo elegir libremente, hacerlo usar su inteligencia

para actuar sin compromisos ni ataduras de ninguna especie, para que

pueda cobrar así verdadera conciencia de la realidad.

La rabia contenida del autor (por lo que han hecho de España) estalla

en violencia al pretender la violación. Crea imágenes sexuales exageradas y

constantes. Crea con esto una nueva obsesión.

Su relación con España, pese al vehemente deseo de romper con ella, es

inevitable. Tanto como la necesaria dependencia de un ser en gestación

con el vientre de su madre. Este pensamiento se expresa con rabia y la

imagen que lo acompaña es cruda también.

Unido tú a la otra orilla como el feto al útero sangriento de la madre, el cordón

umbilical entre los dos como una larga y ondulante serpentina:" (p. 13)

La simple oscuridad de su habitación, en un momento dado, lo hacen

sentirse "inmerso en la apaciguadora penumbra fetal, avanzando a tientas

por la lenitiva matriz:" (p. 15). Llegando al punto de describir como un

coito, las danzas de una bailarina negra que contempla en la película.

"(. . .) mientras la mulata gira y evoluciona por la escena contagiada del epiléptico

frenesí de los tambores (.. .) invocando masculina ayuda con labios sedientos,

convocando afluencia sanguínea con ojos extraviados: simultáneamente a la erección

musical de un ritmo negro que brota con fuerza y parece alcanzar el paroxismo

mediante porfiadas contracciones musculares:" (p. 77)

El mendigo, el cartel del banco de sangre, el film de James Bond, la

turista muerta, el urinario, el niño-guía, los insectos entre los libros de la

biblioteca; incidentes vividos y ahora recordados constantemente, se mezclan

con las obsesiones exaltadas por el haschich: la violación, los moros.

Séneca y los senequistas, sinónimos de Franco y sus seguidores, etc; y

todos en conjunto constituyen, como el propio autor lo dice, una serie de

"ininterrumpidas secuencias de renuente y laboriosa unidad". Y puesto

que con motivo del estudio de las repeticiones que el "nuevo lenguaje"

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 145

permite en forma exhaustiva he llegado a la mención de las secuencias que

forman la obra, diré que todas ellas son las que la estructuran.

La estructura del libro, que podría ser lineal —un hombre que sale de su

habitación, recorre las calles de Tánger, presencia y realiza numerosos

hechos y vuelve a su habitación al concluir el día, para dormir—, se ve

enriquecida precisamente por todos esos sucesos que surgen durante su

recorrido. Sólo que ellos no señalan a manera de interpolaciones durante

el desarrollo de la obra, sino que se funden en la línea narrativa para

constituirse en planos diferentes que se mezclan dando por resultado un

caos difícilmente comprensible.

Y es que los sucesos, acaecidos obviamente uno primero y otro después,

siguiendo un orden cronológico, se entremezclan en el momento en

que el personaje, tras vivirlos, los evoca una y otra vez con una frecuencia

exasperante. De pronto, el personaje se hace extraer sangre, y en el

momento mismo de la operación imagina otra: la colocación de los insectos

entre las páginas de los libros en la biblioteca pública; y cuando realiza

esto piensa en la norteamericana muerta o en el médico que extrae su linfa

en el banco de sangre. De tal manera que, a la vez que resulta imposible

precisar qué ocurre antes o qué después, estamos frente auna multiplicidad

de planos que se desarrollan uno dentro de otro debido a la evocación caótica

de quien los piensa. La estructura, así, se complica de tal modo que la obra se

torna incomprensible hasta el punto de casi carecer de ella. Todo lo cual es

bien comprensible en una obra que como ésta, trata de romper con cuanto

signifique orden o tradición.

A todos estos aspectos que van conformando la obra y que la van

dotando de características bien especiales, deben añadirse otros más. En

primer término, la escritura de palabras tal como suenan y no como la

ortografía lo indicaría: "estriptis", por "strip-tease". Este primor

aspecto atiende, por un lado, a un deseo de apegar cada vez más el lenguaje

a la realidad (tal como ocurre en Señas de Identidad) sin atender a la

estructura de las palabras sino a su sonido y, por otro, a violar todo lo que

sean reglas de escritura. Pero, además, esto no obedece sino al hecho do

estar el autor dentro de una corriente de jóvenes novelistas contemporáneos

que emplean esta forma expresiva. Por lo mismo, no es una invención

suya únicamente, sino una manera de escribir ya adoptada en la actualidad

y que sirve a las necesidades del autor en sus propósitos de violar lo

tradicional.

La renovación estilística, renovación del lenguaje como se ha llamado

actualmente a la transformación de la forma expresiva de determinado

autor, no sería completa si no se crearan nuevos medios expresivos también.

En un escritor como Juan Goytisolo, que realiza una revolución

completa del lenguaje, la invención de neologismos ocupa un lugar preponderante

dentro de su obra. Esta obedece tanto a la necesidad d9 llamar a

las cosas ya nombradas con otro nombre, como a la de crear nuevas

palabras para nuevos conceptos a comunicar. Todo ello tendiente a crear

un auténtico "nuevo lenguaje".

146 Blanca Elvia Mora

Los neologismos inventados corresponden a las distintas categorías

gramaticales. Unas veces es un adverbio: "lermonlovianamente recitas el

negro ensalmo:" (p. 15). Otras es un sustantivo propio inventado al escuchar

el cu-cu de un reloj "Cúcuta, Cumberland, Cundínamarca" (p. 131).

Y otras más, hasta adjetivos y verbos, como ocurre en el momento en que

parece aumentar la cólera y el dolor del autor al mismo tiempo por lo que

es y por lo que hace el pueblo español. En este instante Goytisolo resume

ío español en eí cono, como antes lo hizo Carlos Fuentes en La muerte de

Artemio Cruz al reducir la mexicanídad en la chingada. Los neologismos

prolíferan en este instante y la furia contenida se desahoga en un

"país de la conifera {adjetivo} coña donde todo se escoña y descoña [verbos] y se

va para siempre al sacroñísimo [superlativo] Cono del Cono símbolo de vuestra

enconante y ecoñecedora [adjetivos] codadura [sustantivo] coñisecular [adjetivo]

de la coñohonda y coñisabidiUa [adjetivo) cañería [sistantivo] de la archicbñica coñijunta [adjetivos] coñición [sustantivo] coñipresente [adjetivo]

del Cono cono! " {p. 172)

La disposición de estas voces se hace de tal manera que al leerlas parece

que se escuchan. Se siente ir aumentando el tono de voz poco a poco hasta

llegar al grito desesperado del climax "en eí Cono, en el Cono, en el

Cono! " para después, al cambiar bruscamente de tema, tras un breve

espacio, volver a la calma, a la pasividad expositiva de nuevos o de ya

mencionados lemas.

Uno de los recursos más efectivos para crear confusión, ambigüedad y

caos, es el del uso constante de diversos collages intercalados en el cuerpo

de la obra.

Ya en Señas de Identidad, Goytisolo había hecho uso de ellos, pero de

diferente manera. Su inclusión en la obra era constante pero bien delimitada

y con una finalidad específica como en el caso del pasaje de Yeste, el

parte de la policía secreta o del idílico romance de Madame de Heredia.

Pero en Reivindicación del Conde Don Julián el collage es a veces casi

imposible de separar de la línea narrativa general. Forma parte de ella, se

funde con ella, a tal grado que sin collage no existiría la obra.

El collage en Reinvindicación del Conde Don Julián se hace en tres

niveles: el que no puede separarse de la línea narrativa para formar parte

de ella, por añadir siempre elementos nuevos; el que se advierte claramente

intercalado con una finalidad específica como podía establecerse en Señas

de Identidad y el de innumerables citas de otros autores mezcladas en el

texto sin previa identificación formando la llamada inter-textualidad.

Don Julián es, entre otras cosas, producto de la erudición del autor. Si

Señas de Identidad es "como un ladrillo" por el peso que encierran sus

palabras debido a la tremenda crítica social que postula, Reivindicación

del Conde don Julián es como una viga, tanto por la feroz crítica como

por la excesiva erudición que contiene. Y el mejor medio para demostrarla

es el empleo de collages que permiten intercalar los vastos conocimientos

del autor: lo mismo se hace referencia a Eneas y al Hades, a la leyenda de

Pandora o a una escena de Viridiana de Buñuel, que a detalles médicos

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 147

sobre la rabia o sobre los órganos genitales femeninos. Lo más importante

de este recurso es que pese a identificarse la interpolación de que se trata,

no se puede separar de la línea narrativa como algo independiente o superpuesto;

ya que forma parte de ella y la estructura enriqueciéndola y complicándola

al mismo tiempo.

"estás en el umbral del Misterio, en la boca de la infernal Caverna, en el melancólico

vacío del, pues, formidable de la tierra bostezo que conduce al reino de las

Sombras, del Sueño y de la Noche, ínclito Eneas súbitamente abandonado por la

Sibila: húmedo antro virgiliano impregnado de un tenue e indeciso olor a algas:"

(p. 103) Presentación de las "sombras que se ejercitan en la palestra, midiéndose

en los viriles fuegos, luchando sobre la dulce arena dorada:" del Hades, para

inmediatamente añadir "Tariq, Tariq! : agnición de la humana fraternidad! " (p.

104) y continuar con otras cosas en ese fluir incesante que desespera y que sólo

puede ser comunicado mediante el "nuevo lenguaje" que se forma a sí mismo con

todas estas innovaciones.

Y es que una vez que se ha tomado el hilo narrativo no se abandona hasta

que se concluye con lo iniciado. Sin las pausas tradicionalmente reglamentarias

no hay separación de párrafo ni de oraciones. De esta manera, todos

los añadidos que se hacen a la línea general están unidos por los dos

puntos que les dan el mismo valor y la misma importancia dentro de la

obra.

El segundo tipo de collage o sea el hecho a la manera de Señas de

Identidad, en la medida en que puede separarse del texto, aparece dos

veces concretamente dentro de la obra y con la misma intención crítica.

La primera es cuando introduce cinco tipos de lenguaje tradicional

correspondientes a cinco sujetos convencionales: un aficionado andaluz

("pienzo telegrafiarle diziéndole que he pedio de rodiya a la Virgen Patrona

que dezizta de zu empeño,"); un poeta madrileño que se autovalora

("mi poesía es esencialmente intimista: quiero decir, que los motivos de

ella, son, en general efluvios de mi vida interior. . . " ) ; una novelista de

provincias ("soy femenina, sensible, apasionada, sincera: distraída también.

. . " ) ; una actriz de teatro ("mi lozanía se mantiene a fuerza de

lechuga y castidad. . .") y un trío vocal ("romancero, autosacramental,

libro de caballería. . . " ) ; individuos todos que no aportan nada, que no

proponen cambios, que desperdician miserablemente todas las palabras, el

lenguaje, al decir las más grandes banalidades. Pero que, indudablemente,

"votarán por EL".

La segunda, cuando para demostrar, por una parte, la poca consistencia

que tiene la "tradicional lengua española", lo débiles que son sus cimientos,

lo fácil que es violarla o demolerla pero, por otra también, su riqueza

intercala fragmentos del caló hablado en México, en Argentina y en Cuba,

que del español sólo conserva el nombre debido a su gran alteración.

"boy boy pinche gachupín quiobas con el totacho abusadísimo mi cuáis ya chingaste

hace ratón con tu lopevega.. ."

"carpetéame un cacho al coso ese y decime si no es propio un plato, ma que

castiya, ñato, estos gaitas ya me tienen estufo..."

148 Blanca Elvia Mora

"mía paeso, pero qué babbaridá compai, que viene ette gaito con su cuento de

limpia, fija y desplendol. . . " (p.p. 194-195)

"Únete a ellos, Julián" dice el autor. Hay que violar el idioma, transformarlo,

despedazarlo como éstos han hecho, para poder crear otro distinto,

"nuevo", capaz de colmar las nuevas necesidades expresivas producto de la

renovación que al violarlo se pretende hacer en todos los niveles.

Y la tercera, cuando se incluyen en la obra una gran cantidad de citas de

diversos autores en una intertextualidad con fines muy bien definidos.

Efectivamente, la destrucción absoluta de todo lo que signifique tradición

o glorioso pasado en el pueblo español no lo sería tanto si no comprendiera

también a la literatura, otro de los grandes orgullos nacionales.

Además, como dice José María Castellet, "No es posible una destrucción

del lenguaje sin la destrucción de su expresión escrita, la literatura. Y qué

mejor crítica que la del collage de innumerables citas mezcladas en el

texto, perdidas en él sin que ninguna seña las identifique"4

La obra está hecha pues no sólo con las ideas del propio autor sino con

las de otros. La intertextualidad empleada por Goytisolo es quizá el recurso

más original y perfecto del autor. El collage de las citas de otros autores

es siempre preciso. Siempre tiene la frase exacta para expresar su pensamiento

y, en conjunto, Reivindicación del Conde don Julián es como un

gran rompecabezas perfectamente bien armado en el que cada parte encaja

a perfección gracias a los engranajes con que han sido dotadas.

"pisando la dudosa luz del día, [GóngoraJ escaleras arriba. . . " (p. 31)

"Obligándote a recitar para consolarte, la Profecía del Tajo: oye que al cielo toca

con temeroso son la trompa fiera que en África convoca el moro a la bandera que

al aire desplegada ligera: de un tirón, sin tomar aliento: y regresar después. . . " (p.

45) (Fray Luis de León]

"yo soy vida, soy activa, me meneo, me paseo, no trabajo, subo y bajo, no me

estoy quieta jamás

la ardilla!

es pequeño, peludo y suave: tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,

que no lleva huesos

platero!

animal pirenaico, de cresta roja, que confesado y comulgado ataca al hombre

carpeto!

vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero

la gallina! (p. 115)

Las citas se identifican pero no pueden desglosarse del texto porque ya

forman parte de él. Son miembros de una nueva estructura que se desintegraría

sin ellas.

A todos estos elementos que van dando las notas distintivas del "nuevo

lenguaje" puede añadirse el hecho de que, como si se tratara de algún

material muy dúctil o fácil de moldear, el lenguaje que se emplea en la

* J.M. Castellet: "El Conde don Julián de Juan Goytisolo". Bogotá, Eco No. 128,

diciembre 1970, pp. 183 198.

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 149

obra muda de la prosa al verso sin ninguna transición. Así, delante de

nosotros, las palabras se van zafando de su línea prosificada para irse

colocando una bajo la otra, o una junto a otra formando versos que

poseen la misma densidad caótica de la prosa de la cual derivan y a la que

se ha fragmentado en versos al suprimir los dos puntos que relacionaban

sus partes (lo cual indica que, de hecho, toda la obra podría transformarse

en un gran poema al suprimir la puntuación y por la forma en que se usan

las palabras).

"no

no es así

la muerte no basta

su destrucción debe ir acompañada de las más sutiles

torturas

perros hambrientos

lobos sanguinarios

sanguijuelas

beberán su sangre joven, fresca y pura

con seis muchachos más y siete doncellas

será ofrendado inerme

en holocausto. . ." (p. 210)

Además de todos estos elementos debe señalarse el correspondiente a la

poesía, producto de la subjetividad del autor y que en ningún momento, a

pesar de la transformación del estilo, se abandona.

Esa coexistencia de elementos reales y elementos imaginativos que desde

las primeras obras se manifiesta, persiste aquí, si bien con distintas

características. Mientras que en ellas, e incluso en Señas de Identidad, los

elementos subjetivos sirven para dar el ambiente, generalmente cuando

describen el paisaje, en Reivindicación del Conde don Julián aparecen

mezclados, perdidos casi, en ese caos textual, únicamente a manera de

metáforas o de imágenes en él dispuestas.

"mientras tú tanteas los bolsillos en busca de moneda: desviando la vista y cambiando

de acera cuando no tienes: o depositándola en el disco central del humano

asteroide:" (p. 22) [metáfora]

"mientras el sudor escurre por el cuerpo como si te hubieran baldeado y, poco a

poco, naufragas en la languidez bienhechora:" (p. 85) [imagen]

Hay casos en los que, mediante una adjetivación excepcional, se logra

también belleza poética y originalidad.

"luz desvergonzada, sol sarcástico allí donde reinar debiera el horizonte bajo, el

cielo hermético, el fastuoso zarpar de nubes, en flotilla insólita, como esponjas

tentaculaculares, sombrías:" (p. 11)

La originalidad de los adjetivos así aplicados es innegable, puesto que se

añade a sustantivos que normalmente no podrían ser modificados por ellos

en un animismo genial.

El principio de la obra, regido por una fuerte invectiva dirigida en

contra de España: "tierra ingrata, entre todas espuria y mezquina, jamás

150 Blanca Elvia Mora

volveré a t í : " (p. 11) compromete a confirmar lo que se ha dicho y a

mantener el tono violento inicial.

Con un lenguaje seleccionado, escogiendo con precisión cada palabra,

despojándola además de cualquier atribu to accesorio, ella sola, seca, dura, va

estructurando la introducción que parte de la geografía para desde ahí,

pese a ser factor ajeno a la voluntad de los hombres, empezar a atacarla.

"corrientes, depresiones, temporales, calmas súbitas que ningún meteorólogo se

aventura a presagiar, expuesto siempre a la burla, al mentís:" (p. 11)

Añadiendo más y más elementos corroborantes, que pretenden agredir

pero que crean belleza, se continúa con la enumeración de atributos que,

por la forma en que se presentan, resultan poéticos.

"sol apático? : amotinadas nubes? : luz encabritada y violenta? : tierra muerta,

quimérico mar: montes costeros, marejada repetida y monótona:" [hasta culminar

en auténticas metáforas:] "Petrificado oleaje de montañas desiertas... "(p. 12)

¡rítmicas y bellas].

Su intención poética se manifiesta, en ocasiones, no sólo al crear imágenes

o metáforas propias sino también al seleccionar fragmentos poéticos de

algún autor y al mezclarlos en el texto, con tal acierto que el mérito de la

poesía así creada es de Goytisoio y no del autor original. Como ocurre

cuando al hablar del paisaje de Castilla, Goytisoio intercala la descripción

que Antonio Machado hace de él mudándola del verso original a su particular

prosa, poética en este caso.

"Sigilosamente atraviesa esa Castilla árida y seca, requemada por el sol en verano,

azotada en invierno por las ventiscas. [Semejante a su "reino inorgánico quemado

por el fuego del estiaje, herido por los cierzos invernizos:" (p. 12) de la introducción)

acechas el campo recogido y absorto, los chopos del río, la primavera tarda:

cerros pelados, olmos sonoros, álamos altos, lentas encinas

sueñan, se desgranan una a una las campanas del Ángelus:" (p. 140)

Tras analizar todos estos elementos, puede decirse que el lenguaje empleado

por Goytisoio es el que rompe con la sintaxis, el que viola las leyes de

la ortografía y de la puntuación, el que destruye el párrafo como unidad

de composición, el que crea imágenes obsesivas a base de reiterariones

éíiMm^ «msltmmé! A «p# sta*ísl§ sgsatopsaaos» el «pe prescinde A l weri®,

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A s r f i i t e ^ p e UPM Smim« ^yasm, pasado el primer e s p í t a l e «le expost-

# § » má&m%ám és %m ^ s p e t o a e s , to presencia de las ohsesíeBes y de las

taipwsp gfep JíKffü» y sfesiifda§ provocadas por el erierv^nieeto del

fzSM. § # yfig #»ajr«as:íéíi también de las palabras, igual epte las

¥Msfir«* «srsffi eMafc ®ñ otám? ún significación. Es en este mamerto

'-J& iáf ^sUmmé egf»s sctirre eíí la más nueva poesía, p s e e e s estar

mámiwlím mmi püitó # ©tras atendiendo más a necesidades de ritoo o de

i fl§»# tí ée&m ée ceeatiiíicíir algo concreto. Goytisoio sigue en

Reivindicación del Conde don Julián de Juan Goytisolo 151

esto la influencia de los más modernos estudios lingüísticos que ponen

atención sobre el signo y no sobre la cosa representada. De esta manera,

ocurre lo que el propio Friedrick señalaba: se trata de que las palabras

"dispuestas con la mayor independencia sintáctica posible, brillen por sí

mismas."5

Las palabras no son necesariamente el reflejo de las cosas sino que

pueden formar una entidad autónoma regida por sus propias leyes. Por eso

Goytisolo usa un tipo de puntuación que las unifica sin dar mayor importancia

a una sobre la otra.

Y por eso Don Julián llega a ser casi incomprensible con toda esa

amalgama de acontecimientos, de collages, de citas y de pensamientos. Las

propias palabras, como en los poemas de Mallarmé o de Verlaine, parecen

atender a un tipo de relaciones que nada tiene que ver con la sintaxis o

con cualquiera otra exigencia gramatical sino con ellas mismas. Goytisolo

mismo dice: "hay que recordar que el dolor no siempre es, en literatura,

doloroso. Aveces simplemente rima con 'amor' Y en el enlato da estas

dos ideas el poema francés rima 'flan' con 'fíame'; en España se rima

'caballero' con 'dinero' y en inglés 'friend' y 'end' . . .**.* Y esta es una

muestra más de la auténtica evolución del lenguaje de Juan Goytisolo.

La "destrucción de la España Sagrada", famoso tópico ya tantas veces

mencionado, se cumple en esta obra con mayor intensidad que en Señas

de Identidad debido a la forma expresiva que se ha utilizado para lograrla.

Es decir, en ambas obras se persigue un mismo objetivo: romper con todo

lo que signifique tradición o "glorioso pasado". Acabar con todo lo que

huela a España, para abreviar. Pero mientras que en la primera se intenta

esta destrucción utilizando un lenguaje diferente al anteriormente usado

por su autor pretendiendo renovar la expresión para que el ataque resulte

más efectivo; en la segunda se pretende destruir incluso el propio lenguaje

que sirve de medio de comunicación de las ideas.de renovación o no, por

considerarlo el principal mantenedor de las contradicciones, ya que gracias

a él se transmiten y se conservan. De esta manera, Don Julián pretende

acabar no sólo con ¡o español, sino con el propio lenguaje, único instrumento

del que dispone el autor para lograr la destrucción.

Tanto Goytisolo como el personaje de Don Julián son expatriados

voluntarios. Este hecho indica que sus nexos con España están rotos.

Libremente se han desposeído de su pasado y de su tradición. Ambos

viven sin sus "señas de identidad" bien definidas. Pero en el momento en

que deciden abandonar su actitud pasiva e iniciar una empresa de transformación,

se encuentran con que no disponen de los medios necesarios.

Carecen de armas. Lo único que conservan son las palabras y por medio de

ellas realizan su objetivo. Sólo que al instante de usarlas se dan cuenta de

que no servirán de nada si siguen siendo las mismas, si siguen formando

Hugo Friedrich: Estructura de la lírica moderna. Barcelona, Barcal, 1969, p. 169.

6 Goytisolo y Antonio Férrea: Coloquio celebrado en Kenoiha, Wi»con«in, 1971.

152 Blanca Elvia Mora

parte del lenguaje que todos, incluso aquellos a los que combaten emplean.

Es por eso que al mismo tiempo, Goytisolo se da a la tarea de

renovarlo para que sirva mejor a su fin.

Reivindicación del Conde Don Julián es la última obra (hasta hoy) de

Juan Goytisolo. Inclasificable en ningún género determinado. "Nueva" a

todas luces, densa y obsesionante.

La trayectoria poética de este autor ha seguido una misma línea en

cuanto a intención, más no en cuanto a estilo. Por todos los puntos que he

señalado se advertirá que el cambio ha sido notable, a tal grado que, frente

a esta última obra, nos sentimos muy distantes de libros como Juegos de

manos o Duelo en el Paraíso.1 Temas, personajes, ambiente, todo ha

cambiado. No así el compromiso contraído desde el principio de su actividad

literaria.

Reivindicación del Conde Don Julián es una muestra de toda la erudición

del autor. Su gran cultura, su profundo conocimiento de las letras

españolas, su formación, su ideología, su evolución, todo está presente en

esta obra definitiva de Juan Goytisolo.

Novela» de 1964 y 1968, respectivamente.

 

Fuente:

Universidad Veracruzana >

Revistas >

Texto Crítico >
   
Título :

Reivindicación del Conde don Julián en la evolución estilística de Juan Goytisolo

Autor :

Mora Sánchez, Blanca Elvia

Palabras clave :

Goytisolo, Juan, 1931- . Reivindicacion del Conde don Julián

Novela española--Siglo XX

Estílo literario

Fecha de publicación :

1975

Editorial :

Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias. Universidad Veracruzana

Citación :

Texto Crítico, julio-diciembre 1975, no. 2, p. 131-152
Descripción

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